POR EL AMOR DE UNA MUJER

jueves, 25 de febrero de 2010

EL DIA QUE NEVO SOBRE VALPARAISO….





La nieve comenzó a caer copiosamente sobre las calles del puerto de Valparaíso, y las luces sepias, ordenadas encenderse desde los tableros de la Municipalidad, también, sin contrarrestar minímamente el efecto, una a una fueron dándole al ambiente una fantasmagoría, a pesar de ser cerca del mediodía.
Muchos porteños, sobre todo cesantes, que a esa hora vagaban en busca de una oportunidad de empleo, se apostaron en las barandas de la poza, para mirar el espectáculo, que ya había provocado más de algún efecto catastrófico, como congelar parte del mar color petróleo por los aceites y combustibles indiscriminadamente eliminados por décadas en una bahía tan cerrada como aquella, y también por las patinadas de los automóviles que cerro abajo se vinieron muchos , provocando hasta muertes.
Hacendosos, cual liliputienses, los marineros y gentes de mar, que a esa hora hacían esfuerzos por sacar la nieve de la cubierta de las naves de guerra, algo inédito, salvo cuando las trajeron del otro hemisferio, en los viajes inaugurales desde los países que siempre nos las han regalado o vendido a precios que nadie dimensiona por acá, salvo una serie de ceros a la derecha en pequeñas notas casi necrológicas e inadvertibles a propósito por lo de armamentista que tenía la cosa,de las páginas de actualidad local, mostraban en sus ropas el efecto húmedo y congelador del cruel elemento, que ahora hacía aconsejable vestirse como viejo pascuero, o representar al menos irónicamente una postal de navidad, como debiera haber sido, y no para diciembre, y cuando caían los patos asados, como escribiría un procaz columnista de un tabloide alimentado por la propaganda centralista, y uno que otro aporte del estado.
Un turista europeo, desplazado por el calendario, una vez pasada la época de cruceros, bebiendo un café, solitario, en la mesa apostada sobre la vereda y bajo un quitasol, que hizo de quita nieve, de una poco ambientada fuente de soda, que podría haber sido una estupenda cafetería , musitaba la canción de Adamo, sesentera, y que alguna vez cantara cuando joven en una calle belga, para el invierno europeo, y en falsete : “Tombe la neige”, que significa “Cae la nieve”, y hasta se acordó con esa fría consideración de sentimientos de los europeos “alma adentro”, de su primer amor, rubia y de ojos azules como él.
Bahía adentro también, y bajo la blanca superficie que mimetizaba las contaminadas aguas, los esqueletos de tanto y tanto naufragio, se mecían cerca del submarino que alguna vez quisieron reflotar tras infructuosos esfuerzos, y en cuyo interior reposan las osamentas del alemán loco, que bautizándole Flash a su plagiario invento, pensó iluso, fuera la nave insignia de la armada chilena.
Los niños, ¿y qué fue de los niños, los más curiosos con estos fenómenos?.
En estampida abandonaron las salas de clases de vetustas escuelas, tanto en las adyacencias de quebradas y construídas en terrenos regalados por mecenas, como en el plan y corrieron hacia las orillas, aunque hace años ya los containers y bodegas no dejan ver el mar a los porteños, pero se las arreglaron para llegar hasta el molo y muelle Prat, desde donde observaron las maniobras que alguna vez habían visto sólo en películas que sus padres habían arrendado en video clubes para los tiempos de los video grabadores, pues ahora a pesar del cable, sólo chateaban, y de películas nada.
En realidad ésta era una película, y ellos los protagonistas, junto a los marinos, que ya debido a la tragedia, habían abandonado las medidas de fiscalización, y por lo que la gente entraba indiscriminadamente a las instalaciones de la Armada, como por ejemplo los niños, en un espectáculo inédito.
Ligerito, y a pesar de los tacos, provocados por la estampida blanca, (“tormenta” la llamarían en llamativos titulares los periodistas con trabajo en diarios electrónicos), comenzaron las manifestaciones de alegría como bocinazos, construcción de monos de nieve, y guerra de pelotas, aunque en lo que no eran expertos o estaban acostumbrados, pero en fin, se las arreglaron los habitantes de Valparaíso y su vecina Viña del Mar, unidos como siameses para disfrutar del espectáculo provocado por el impronosticable estado del tiempo, debido al calentamiento global, la ausencia de ozono, o mejor dicho su depredación, o porque Dios lo quiso, como lanzaba al aire gélido un pastor de una sencilla iglesia metodista en el Cerro Placeres, sin poder mirar al mar debido a la cortina climática, y a pesar de la expectante ubicación en la punta del Cerro de su templo hediondo a cera barata, y sin ningún feligrés en las bancas, o sea a su manera protagonizaba…una prédica en el desierto…blanco. (Continuarà…)

PLUMA VALIENTE.

Publicado por Eduardo Osorio.

miércoles, 24 de febrero de 2010

DYANNA LA COME-HOMBRES...



EN BUSQUEDA DE LA IDENTIDAD VIÑAMARINA PERDIDA II (Continuación…)

Camina tan segura de sí mismo, que da gusto, sobre todo cuando atraviesa la Plaza de Viña, y arrisca la nariz ante los efluvios de los caballos de las victorias, para luego tomar por Valparaíso, y se “samoieda” de gusto, frente a las mesas cafeteras, donde ya lo dije no quedan sino extintos…
De bonito porte, y hombros armónicos, su rostro esboza una sonrisa, cuando por el rabillo se mira en la vidriera de la zapatería de Quinta con Valparaíso, cada mañana a eso de las doce, y el peak se zangolotea por el centro, aunque desde un tiempo a esta parte el Mall, se lleva gran parte de la taquilla.
Luego ya, se sonreirá plenamente cuando suba hasta la terraza del Portal, y se encuentre con su amigo con ventaja, que la espera, dandóselas de hombre con un shop, aunque ¿qué tiene de malo?, y le pedirá uno para ella, disfrutando juntos de un mediodía de este febrero que agoniza en sus brazos, como un enfermo terminal..
Un olor a perfume muy particular, se esparcirá luego por el aire, y los arrastrará a los dos en una vorágine sentimental, en la cual se maneja muy bien, y tanto que bastará un par de horas para dejar al amigote sumido en la nostalgia más grande, y luego de un lomito completo, mientras ahora va por San Martín, en busca del cafecito ése con nombre americano, donde con un piquito saludará al lolo con el auto de papá y con el cual se beberá un café moca con sabor a vainilla, muy rico, y tanto que luego se irán a taquillar por Reñaca, por la costanera hasta Concón, quedando de acuerdo que el sábado asesinarán al verano carreteando en Valparaíso.
Sonará luego el celular, y fingiendo que es su primo, se despedirá también con un sonoro y mojado ósculo, en el Día de los Enamorados, para correr a enchularse pues a las ocho, se irá de tenedor libre y Festival con el amigo que conoció por el “faivú”.
Para colmo, deberá esperar hasta la una de la madrugada para disfrutar extrañamente, producto de una reencarnación quizás, con Paul Anka, y la canción que lleva su nombre “Dyana”…. la come-hombres….

PLUMA VALIENTE

lunes, 22 de febrero de 2010

EN BUSCA DE LA IDENTIDAD VIÑAMARINA PERDIDA….




Por el tan solo gusto de seguir buscando la verdadera identidad de los viñamarinos, me instalo esta mañana fría de lunes, nublada, de fines de febrero, y con el festival de Viña ad portas, en una mesa de la vereda del Café Samoiedo, con mi libreta, vestido de blue jeans y una polera , llamando al sol como un rito, o sea una subliminal danza de la lluvia al revés, pero el astro no sale, mientras comienza el tràfago de peatones con su carga de emociones, y me sumerjo en sus estelas, por…. ya lo escribí, si me encuentro con el espíritu de los habitantes de esta parte del planeta Chile.
No hay caso.
Un ejército de santiaguinos portando credenciales que los acreditan como acólitos de Camiruaga y compañía, van y vuelven por la Avenida Valparaíso, seguidos de lolas y lolos, mientras un cortado con endulzante y con la marca del café en el papel que lo envuelve, me baja por la garganta con su carga adrenalizante de cafeína, y me dilata las pupilas, pero no detecto por ninguna parte a esos viñamarinos en extinción, como ballenas azules o barracudas, hasta que en la mesa vecina se instala un par de argentinos, atraídos por el estilo mendocino del café, desde el cual se divisa el frontis del edificio construido por los años cincuenta plagado de anuncios de cocacolas, combos de vienesas, pollos broasted, y los olores que segrega su cocina con grasas saturadas, y evoco la Viña del Mar, a la cual se arribaba por Agua Santa, no por carreteras concesionadas ni troncales que desatan más tacos al final por evitar los peajes que detonan.
Un sinvergüenza, simpático como todos los de su estirpe, ahora como cada verano, y ya lo estaba echando de menos, con una radio cd, y una acompañante que cambia como camisa y con su pelo engelado, a pesar que es del tiempo de la gomina, y se ha tuteado con las madrugadas cocainómanas de antaño, acaso por la desinhibición propia de los de su estirpe, o porque ya todo lo ha probado, echa a andar el implemento, que lanza al aire Cambalache de Santos y Discépolo, su pareja se le arroja a los brazos, los argentinos se giran en 180 grados, y hasta los imbéciles que batallan por una galería gratis para el Festival hacen la rueda, se manda un tango de padre y señor mío, mientras las mesas se agotan, los garzones salen del letargo, el colesterol y la obesidad penetran en el sistema digestivo de los que repletan las fuentes de soda frente al café, y los autos que van al oriente como a la Meca, bajan las revoluciones, la carabinera a caballo mira de soslayo, y un lanza afina la puntería…todo esto, sin divisar todavía a un viñamarino de verdad, salvo el nombre del Café en el neón de la entrada.
Todo esto porque entiendo quela globalización y el centralismo nos hace trabajar en Santiago, tomar un pulman como antes los “Terror del Pacífico”, comprar en las cadenas con precios y marcas estándar, productos envasados en Santiago, tanto como los dulces de Curacaví o los souvenirs de Venecia made in Hong Kong.
Voy por el segundo café, y el significado secreto de las identidades, esos rostros que delatan la identificación propia con el lugar en que se nace o se cría, las retorcidas convulsiones de la personalidad, hasta los arquetipos viñamarinos, no aparecen por ninguna parte. Esas chaquetas por ejemplo con botones dorados, las camisas fabricadas con estilo y en tiendas de palestinos elegantes o italianas por último, zapatos de cuero legítimo o perfumes que le daban al habitante de estos pagos, tanto como el Topsy, Las Salinas , el Miramar o el O”Higgins por último, un sello propio, una conversación particular, personajes que caracterizaban a esta Viña que se esfuma en credenciales truculentas, no aparecen por ninguna parte….sólo programas de televisión que desde la mañana bombardean desde el Sheraton con estúpidos animadores de sueldos compartidos con corruptos productores, por salir en cámara o poseen apellidos célebres,aunque no es la intención de este artículo despotricar contra lo que no lo merece siquiera, si no en aprehender al viñamarino en extinción que parece que se fue a subterra como el metro tren.
Estoy por retirarme, he pedido la cuenta, luego de alzar la ceja, y ver la chistera del bailarín con unos seis mil pesos en monedas, y un hálito a polo sport legítimo en el aire, las piernas de la acompañante nada de mal torneadas y hasta la parte superior del muslo, cuando el garzón me trae el vuelto en una bandeja, me he guardado el chocolate con el cual acompañan el café, me sirvo la mineral de un sorbo, más por hacer daño, y le pregunto : “Oiga amigo, ¿dónde crestas se han metido los parroquianos del Samoiedo, que no los veo…?”, y me responde..
¡¡”Chis, yo creí que me preguntaría por Paul Anka, que ayer anduvo por aquí con Camiruaga. No se jefe, no soy adivino, PERO CON ESA PINTA DE PERIODISTA, AVERÍGUELO USTED MISMO!!…..(plop)..
Continuará …
PLUMA VALIENTE

lunes, 8 de febrero de 2010

EL FEBRERO PLUMIFERO




El hormigueo de febrero, hormiguea en mi conciencia.
Caras nuevas, supermercados repletos, calles más convulsionadas, vaguadas deprimentes para los de depresión endógena y estimulantes para escritores decadentes, que adoran a la muerte en sus envases y presentaciones (sachets, cremaciones, elegantes urnas)…
Transito por una de ellas bautizada eufemísticamente como uno de los patriotas que relegaron a Juan Fernández a unas cuevas…¡¡uf!!, que tú vieras, querido lector de mi nota..
He cumplido ahora con el rito de esperar con verde esperanza la verde del semáforo, y me confundo en el tráfago de turistas de verdad, turistas de utilería, lanzas a chorro, peatones que van en busca de una entrada para el Festival, regalada claro, señoras que pasean a su perro, mientras mi madre en casa, mi mujer por estos días, le ha echado la vigésima primera mirada a un guiso, que a su vez cocinó su abuela en la China de Mao, cuando éste pagaba los funerales de los ojitos lajados y les daba entrada gratis al cine..beneficios de la revolución, aunque luego a la primera de cambio mataron a su viuda…(me acordé de esto porque al pisar la vereda al salir del paso de cebra, imprudentemente obstruído por un kiosko vi un titular acerca de la exposición del Ejército de Terracota), y porque tenía hambre, pensando en la carne mongoliana de Mamá…
Una canción de Frankie Laine (Viento salvaje, creo), se ha colado ahora por la ventanilla de un lujoso Chrisler, (que yo creí ya no existían), cuyo conductor ha debido resignar su avance, y su tiempo se ha venido a estrellar con el mío, transmitiéndome su elegancia, sus gustos musicales (se nota que oye la Oasis), sus gustos por las rubias jajaja, pues lo acompaña una estupenda, que sólo se ven para los veranos, y otras minucias, que increíblemente se pueden sacar como conclusiones en un par de segundos..
Ahora me desparramo sobre una reposera en un balcón de Concón, abriendo una cerveza de un pack, adquirido en el mismo Supermercado, donde Mamá adquiere un arroz libre de almidón, relavado creo, y pienso en el whiskye encontrado este último fin de semana por unos exploradores que dicen perteneció a la cava de Ernest Shakleton, junto a otros tantos brandies.
Es el milagro de la literatura este fin de semana, en que me han ocurrido 99 cosas, partiendo por la fuga de un diamante mío, que volvió increíblemente, inauditamente diría, a la jaula, donde lo esperaban los otros tres, y prefiriendo ya lo dije, en forma inaudita, su cárcel a la libertad, alimentarse de mi mano, la compañía de sus iguales, originarios de Australia, la música de la Oasis, la cabaña de troncos, que en un par de años será devorada por las termitas, pero que bah, es la vida, y éstas experiencias no se repetirán nunca más, por lo que por muy simples que sean, hay que vivirlas a concho…
¡¡¡Eduardo está listo tu almuerzo!!!
¡¡¡Voy Mamá, voy…..!!!
Publicado por Eduardo Osorio.

lunes, 1 de febrero de 2010

SIEMPRE HAY ALGO QUE ESCRIBIR...




Reiniciarán sus días, persignándose; los otros, los agnósticos, sacando la hoja de calendarios apócrifos, de fe y esperanza abolidos, sin más norte que el magnético.
Sacarán sus cuentas y cancelarán compromisos, mirando por el rabillo del ojo a las ovejas que salidas del rebaño, tienden a las quebradas y al libre albedrío, anarquizándoles el promedio global.
Pronunciarán sus apellidos vinosos, para que se oigan fuerte sus vocales llenas, erres y zetas, chilenizados en capillas de fundos y ritos herméticos, sellados con lazos de sangre, que ni los divorcios logran disolver…
Montarán en monturas de cueros legítimos extirpados de bestias de los mismos campos, curtidas por lacayos, que luego enviarán al extranjero en naves apátridas, depredadoras de la fauna del planeta.
Sintonizarán luego sus radios en estaciones de música, discriminada por selectos intelectuales, ubicados a la sombra de sus favores, seducidos por relojes paraguayos sucedáneos de suizos, initaciones de perfumes de duty free, símiles de centollas y Coca colas, contentándose con viajes Express a Buenos Aires, ya que para cruzar el Atlántico, operan otras bondades, a no ser brillantes, como los vidrios de baratijas o de sus perlas para los chanchos…
Bajarán a la plebe, en envases políticos, con frases populacheras, y libros en dosis, expendidos en kioscos y regalados al comprar revistas y diarios que ya nadie lee por lo nepóticos de sus columnistas, que agotaron la dopamina de la imaginación al redactar serviles proclamas, y que solo googlean sus argumentos, no quedándoles nada por descubrir…
Y sí que lo queda, mientras haya celulosa en los bosques, plumas, tintas, bolígrafos verdes, azules, negros o rojos, memorias e impresoras dispuestas e historias que escuchar…
No, no se ha agotado la historia, ni que discurrir magníficas hazañas, portentosas conquistas, y caminos que se hacen al andar, para el escritor irreverente, anárquico, y hasta violento…
La vertiente creadora no para porque se acabe el verano, huestes de la fe literaria.
Nos vemos en marzo.

LA PLUMA VALIENTE

Publicado por Eduardo Osorio.