POR EL AMOR DE UNA MUJER

lunes, 8 de febrero de 2010

EL FEBRERO PLUMIFERO




El hormigueo de febrero, hormiguea en mi conciencia.
Caras nuevas, supermercados repletos, calles más convulsionadas, vaguadas deprimentes para los de depresión endógena y estimulantes para escritores decadentes, que adoran a la muerte en sus envases y presentaciones (sachets, cremaciones, elegantes urnas)…
Transito por una de ellas bautizada eufemísticamente como uno de los patriotas que relegaron a Juan Fernández a unas cuevas…¡¡uf!!, que tú vieras, querido lector de mi nota..
He cumplido ahora con el rito de esperar con verde esperanza la verde del semáforo, y me confundo en el tráfago de turistas de verdad, turistas de utilería, lanzas a chorro, peatones que van en busca de una entrada para el Festival, regalada claro, señoras que pasean a su perro, mientras mi madre en casa, mi mujer por estos días, le ha echado la vigésima primera mirada a un guiso, que a su vez cocinó su abuela en la China de Mao, cuando éste pagaba los funerales de los ojitos lajados y les daba entrada gratis al cine..beneficios de la revolución, aunque luego a la primera de cambio mataron a su viuda…(me acordé de esto porque al pisar la vereda al salir del paso de cebra, imprudentemente obstruído por un kiosko vi un titular acerca de la exposición del Ejército de Terracota), y porque tenía hambre, pensando en la carne mongoliana de Mamá…
Una canción de Frankie Laine (Viento salvaje, creo), se ha colado ahora por la ventanilla de un lujoso Chrisler, (que yo creí ya no existían), cuyo conductor ha debido resignar su avance, y su tiempo se ha venido a estrellar con el mío, transmitiéndome su elegancia, sus gustos musicales (se nota que oye la Oasis), sus gustos por las rubias jajaja, pues lo acompaña una estupenda, que sólo se ven para los veranos, y otras minucias, que increíblemente se pueden sacar como conclusiones en un par de segundos..
Ahora me desparramo sobre una reposera en un balcón de Concón, abriendo una cerveza de un pack, adquirido en el mismo Supermercado, donde Mamá adquiere un arroz libre de almidón, relavado creo, y pienso en el whiskye encontrado este último fin de semana por unos exploradores que dicen perteneció a la cava de Ernest Shakleton, junto a otros tantos brandies.
Es el milagro de la literatura este fin de semana, en que me han ocurrido 99 cosas, partiendo por la fuga de un diamante mío, que volvió increíblemente, inauditamente diría, a la jaula, donde lo esperaban los otros tres, y prefiriendo ya lo dije, en forma inaudita, su cárcel a la libertad, alimentarse de mi mano, la compañía de sus iguales, originarios de Australia, la música de la Oasis, la cabaña de troncos, que en un par de años será devorada por las termitas, pero que bah, es la vida, y éstas experiencias no se repetirán nunca más, por lo que por muy simples que sean, hay que vivirlas a concho…
¡¡¡Eduardo está listo tu almuerzo!!!
¡¡¡Voy Mamá, voy…..!!!
Publicado por Eduardo Osorio.