POR EL AMOR DE UNA MUJER

lunes, 22 de febrero de 2010

EN BUSCA DE LA IDENTIDAD VIÑAMARINA PERDIDA….




Por el tan solo gusto de seguir buscando la verdadera identidad de los viñamarinos, me instalo esta mañana fría de lunes, nublada, de fines de febrero, y con el festival de Viña ad portas, en una mesa de la vereda del Café Samoiedo, con mi libreta, vestido de blue jeans y una polera , llamando al sol como un rito, o sea una subliminal danza de la lluvia al revés, pero el astro no sale, mientras comienza el tràfago de peatones con su carga de emociones, y me sumerjo en sus estelas, por…. ya lo escribí, si me encuentro con el espíritu de los habitantes de esta parte del planeta Chile.
No hay caso.
Un ejército de santiaguinos portando credenciales que los acreditan como acólitos de Camiruaga y compañía, van y vuelven por la Avenida Valparaíso, seguidos de lolas y lolos, mientras un cortado con endulzante y con la marca del café en el papel que lo envuelve, me baja por la garganta con su carga adrenalizante de cafeína, y me dilata las pupilas, pero no detecto por ninguna parte a esos viñamarinos en extinción, como ballenas azules o barracudas, hasta que en la mesa vecina se instala un par de argentinos, atraídos por el estilo mendocino del café, desde el cual se divisa el frontis del edificio construido por los años cincuenta plagado de anuncios de cocacolas, combos de vienesas, pollos broasted, y los olores que segrega su cocina con grasas saturadas, y evoco la Viña del Mar, a la cual se arribaba por Agua Santa, no por carreteras concesionadas ni troncales que desatan más tacos al final por evitar los peajes que detonan.
Un sinvergüenza, simpático como todos los de su estirpe, ahora como cada verano, y ya lo estaba echando de menos, con una radio cd, y una acompañante que cambia como camisa y con su pelo engelado, a pesar que es del tiempo de la gomina, y se ha tuteado con las madrugadas cocainómanas de antaño, acaso por la desinhibición propia de los de su estirpe, o porque ya todo lo ha probado, echa a andar el implemento, que lanza al aire Cambalache de Santos y Discépolo, su pareja se le arroja a los brazos, los argentinos se giran en 180 grados, y hasta los imbéciles que batallan por una galería gratis para el Festival hacen la rueda, se manda un tango de padre y señor mío, mientras las mesas se agotan, los garzones salen del letargo, el colesterol y la obesidad penetran en el sistema digestivo de los que repletan las fuentes de soda frente al café, y los autos que van al oriente como a la Meca, bajan las revoluciones, la carabinera a caballo mira de soslayo, y un lanza afina la puntería…todo esto, sin divisar todavía a un viñamarino de verdad, salvo el nombre del Café en el neón de la entrada.
Todo esto porque entiendo quela globalización y el centralismo nos hace trabajar en Santiago, tomar un pulman como antes los “Terror del Pacífico”, comprar en las cadenas con precios y marcas estándar, productos envasados en Santiago, tanto como los dulces de Curacaví o los souvenirs de Venecia made in Hong Kong.
Voy por el segundo café, y el significado secreto de las identidades, esos rostros que delatan la identificación propia con el lugar en que se nace o se cría, las retorcidas convulsiones de la personalidad, hasta los arquetipos viñamarinos, no aparecen por ninguna parte. Esas chaquetas por ejemplo con botones dorados, las camisas fabricadas con estilo y en tiendas de palestinos elegantes o italianas por último, zapatos de cuero legítimo o perfumes que le daban al habitante de estos pagos, tanto como el Topsy, Las Salinas , el Miramar o el O”Higgins por último, un sello propio, una conversación particular, personajes que caracterizaban a esta Viña que se esfuma en credenciales truculentas, no aparecen por ninguna parte….sólo programas de televisión que desde la mañana bombardean desde el Sheraton con estúpidos animadores de sueldos compartidos con corruptos productores, por salir en cámara o poseen apellidos célebres,aunque no es la intención de este artículo despotricar contra lo que no lo merece siquiera, si no en aprehender al viñamarino en extinción que parece que se fue a subterra como el metro tren.
Estoy por retirarme, he pedido la cuenta, luego de alzar la ceja, y ver la chistera del bailarín con unos seis mil pesos en monedas, y un hálito a polo sport legítimo en el aire, las piernas de la acompañante nada de mal torneadas y hasta la parte superior del muslo, cuando el garzón me trae el vuelto en una bandeja, me he guardado el chocolate con el cual acompañan el café, me sirvo la mineral de un sorbo, más por hacer daño, y le pregunto : “Oiga amigo, ¿dónde crestas se han metido los parroquianos del Samoiedo, que no los veo…?”, y me responde..
¡¡”Chis, yo creí que me preguntaría por Paul Anka, que ayer anduvo por aquí con Camiruaga. No se jefe, no soy adivino, PERO CON ESA PINTA DE PERIODISTA, AVERÍGUELO USTED MISMO!!…..(plop)..
Continuará …
PLUMA VALIENTE

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