POR EL AMOR DE UNA MUJER

sábado, 25 de septiembre de 2010

Cada sábado noche....



Bajo por Agua Santa, y me encandilan las luces de la ciudad.
Un espectáculo maravilloso en todo caso.
Se trata de un verdadero collar desperdigado con sus perlas tratando de aunarse en hileras, sin ninguna forma. Una anarquía de bellas filigranas, que parecen hacerle una fiesta a las calaveras que desde el fondo de la poza, parecen esperar la noche, y hacer orgías en torno a los naufragios, botellas, cañones, arboladuras, petróleo y esqueletos de las gaviotas, junto a las cenizas de los que pidieron como último deseo, descansar bajo la superficie del mar de Valparaíso.
Desciendo entonces con ese entorno a las entrañas de Viña del Mar en la noche del sábado, ajeno a las hordas de lolos que suspendidos en borracheras de mixturas etílicas, abaten la timidez y se declaran a la amistad y al amor en algunos casos, mientras los automovilistas tratan de llegar a destinos que quedan marcados por las estelas de los neones y de los escapes de sus movilidades…
Es sábado noche, y se respira en el aire esa adrenalina del alcohol y de las drogas que no alcanza, sino para detonar pequeños mundos artificiales que chocan en el aire como electrones dándole chispazos de energía a los que matan las horas, en vez de alargarlas.
Los sorprenderá el domingo luego con su carga de emotividad, tradiciones, empanadas y misas, para replegar en la tarde a sus covachas, a quienes frenéticos pasan ahora sin mirar a esta blogera pluma valiente enamorada de la vida, y de las madrugadas viñamarinas.
Publicado por Eduardo Osorio.