POR EL AMOR DE UNA MUJER

miércoles, 10 de junio de 2009

CUANDO ARTURO GODOY FUE CAMPEON MUNDIAL


Nota del autor : En homenaje a lo que ha hecho y hará por el Círculo, su Presidente Marcos Concha.

La gente se despobló amados lectores míos, en Iquique, su tierra natal sobre todo.
Todas las calles como ríos humanos confluían hacia la Plaza de Armas de la ciudad, y miles de obreros venidos desde las Oficinas Salitreras, trasladados por los gringos pulpos hasta en sus Ford-A, quedaron con las ganas de ver al Campeón Mundial que había derribado al famoso "Bombardero de Detroit", pues no alcanzaron siquiera a divisar los árboles, de lo lejos que quedaron de Arturito.
El pulento castañetazo que le había dado a Joe Louis, su eterno rival en el Round 10, lo había llevado al negro a la lona, y a él al firmamento, donde hasta San Pedro se había alegrado que el nuevo cinturón máximo, de todos los pesos fuera blanco y no negro, aunque de razas se prefiere omitir el tema de los 3000 pies para arriba , pues harto que desde ahí se ha visto explotar a los “black man" , y a que además la canción “Angelitos Negros”, no se tocaría luego, ni en las misas, menos en las liturgias siderales.
En fin, todo el mundo en esta nación orillera, pueblo de salitreros, mariscadores y poetas, por lo de depresivos que somos, nos fuimos al otro polo, y gozamos como chinos, porque el iquiqueño, habitante de donde se vivió la mayor gesta naval de la historia, fuese Campeón Mundial... ahora gozaban con el hijo pródigo, que se alzaba con el cetro de los peso-pesados, y como Chile siempre ha vivido con esa espada de Dámocles sobre su cráneo, de tratar de ser el mejor, de obnuvilarse con primeros lugares, como si los segundos o terceros no existieran, ahí estaba el premio por fin.
Lo había rozado antes con el “Tany”, otro iquiqueño para el 20, cuando ahí si que fue “mala pata”, pues el árbitro nada menos, le había pisado el tobillo cuando tenía a su rival listoco….. más atrás también, en Ámsterdam, Manuel Plaza “casi-casi” ganaba la Maratón, y el pueblo, se había masturbado mentalmente otra vez, adjudicándole a la “mala extremidad inferior”, para no ser redundante, el extraviarse en la ruta.
Pero ahora Arturo, él que andados los años fuera inmortalizado, quien lo diría, por un “retratista de las pampas” como Rivera Letelier, llamándole “Búfalo Pampino”, en la novela “Los puñetes calicheros”, sí que valía oro.
Y se logró.
60 plazas públicas, 140 calles, 200 libros, 30 radioteatros, miles de Arturitos, naturales, legítimos y entenados, peinados con rulos, todos, y sobre todo muchos, pero muchos peloduros, en cada barrio, haciendo sombra, puching ball hasta con sacos paperos, y agotados los guantes en las dos únicas tiendas de deporte en el Chile de esa época, fueron el homenaje que al año estaba “chamberlain”.
Las plazas por ejemplo, ya tenían los bancos hechos pedazos y muchos los habían usado como leña para calentar las callampas, en la crisis de fines de los 50, las calles, de no más una cuadra de largo, y la mayoría Cités y Pasajes , o quedaban en barrios periféricos, o eran de tierra, y en ellas se cogoteaba a la luz del día, además que tenían el nombre la cuarta parte de ellas, y los libros, por contar la misma historia, sin mucha imaginación, no calentaban a nadie, salvo a uno que otro periodista, que copiaba de ahí los datos en que la noche mundial fue chilena. Los radioteatros asimismo, habían salido al aire, con una duración de 10 capítulos el más largo, y ya se habían borrado de las grabadoras de alambre, para permitir usarlas otra vez.
Pero lo mejor estaba por venir para efectos llamativos, pues Arturo, enamorado de una bataclana, le metió toda su fortuna, y terminó hablando y tirando las manos solo en la vía pública, con su sombra negra, a la cual trataba de “Joe”.
Pero en realidad, no fue así, ustedes saben, y aunque algunos detalles se repiten, no se me hagan los lesos.
Quieren además que les cambie el final, a ver si también sueñan otro poco.
Pero no hace falta.
Todo está igual, y el Presidente de la época, se murió también después, sin haber recibido a Arturo, aunque rozó la gloria el nortino, y cuando por primera vez un blanco, se atrevía contra un negro en un ring, en que afuera y dentro el inmenso favorito y en su tierra, era Louis, y hasta de los Jurados.
Hay que imaginarse no más a un negro, y no es discriminación, pues de verdad era morenísimo y de este “volado”, con así cada mano, y sabiendo que si perdía se iría a recoger algodón al sol, hasta la tercera o cuarta generación, además con su handicap de Campeón Mundial vigente.
Bien, como acá estaba y está prohibido celebrar los segundos y lugares posteriores, por esa enfermiza obsesión de ser primeros, porque los rayos de sol a este lado del mundo caen tangenciales, nos sentimos aislados, y queremos llamar la atención de esa manera …entonces Godoy, tenía que terminar como terminó en realidad : solicitando ayuda luego de haber enseñado boxeo a los Detectives, los que se reían de sus tics, y tacs.
Pero lo último es para la risa y de verdad es para pensarlo.
Tal como decía, esos homenajes a Arturo, de haberse alzado campeón, habrían muerto ahí, como les conté.
Estoy seguro, que ahora no quedaría nada, salvo una pensión de gracia abusada por un nieto, de 60 lucas, un par de estatuas, con las manos ausentes y la cabeza descascarada, con el alambre que la sujetara a la vista, y los Arturitos nacidos el día de la pelea, estarían bajo tierra la gran mayoría y sus hijos llamados Felipes, Sebastián o Johnny, y lo más irónico hasta Joe, por ese afán de copiar lo extranjero y no darle curso a lo nacional.
Y todos esos que recuerdan, y le venden la pomada a la gente con que con Arturo, si estuvimos cerca, serían los que más criticarían al coloso caído.
Era eso no más, amén que el Estadio que se hubiera llamado así estaría demolido, y los Detectives nunca habrían aprendido a boxear, aunque me temo que tampoco les sirvió de mucho…..

No hay comentarios: